Parábola del sembrador

La parábola del sembrador se dirige hacia la dureza del corazón de las personas.

En definición se trata de un sembrador que plantó semillas en diferentes tipos de suelos: pedregales, junto al camino y en espinos. Todas las semillas que cayeron a estos tipos de suelos terminaron muriendo, la que cayó en pedregales brotó, pero al no tener raíz se secó por el sol, las que cayeron junto al camino fueron comidas por las aves y las que cayeron en los espinos terminaron ahogadas. Sin embargo, se menciona que una sí brotó y creció, las semillas que cayeron en buena tierra.



¿Dónde se encuentra la parábola en la biblia?
  • Mateo 13:1-8

  • Marcos 4:1-9

  • Lucas 8:4-8
Puedes encontrar la parábola del sembrador en las secciones de la biblia mencionadas anteriormente; con reguralaridad las parábolas no cambian a diferencia de las ediciones de la biblia, la más conocida es la Reina Valera.

La parábola hace énfasis en la cantidad de frutos que da la semilla que cayó en buena tierra, dice que dio a cuál ciento y a treinta por uno.


La parábola del sembrador se aplica a la realidad como los diferentes tipos de corazones que tienen las personas, entonces, metafóricamente hablando, si el evangelio de Jesucristo es plantado en un corazón parecido al pedregal terminará secándose, lo mismo sucede con los espinos o con las semillas que se arrojaron junto al camino.

Podemos comparar, nuevamente desde una perspectiva metafórica, a la tierra buena o fértil con las personas que están predispuestas a aprender sobre el evangelio, donde por seguridad crecerá y dará frutos, los frutos los podemos mencionar como los conversos que realice la persona que comenzó aprendiendo el evangelio y luego dio frutos trayendo a más gente al conocimiento de Dios.


Sin embargo, que una persona no desee aprender sobre Dios no quiere decir que su corazón siempre se parecerá para siempre a los suelos de pedregal, espinos o junto al camino como lo describe la parábola, es decir, las personas cambian, y el corazón de éstas también, por lo que la parábola no quiere decir que una persona atea siempre será atea, pues puede cambiar, pero eso sólo lo determina el tiempo.

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