No existe una mejor respuesta que la bondad, para ser un buen cristiano en los tiempos actuales, como se ha sido desde que Jesús de Nazaret comenzó a predicar la Santa Palabra de Dios.
El punto es cómo llegar a ser buenos, sin sobrepasarnos en bondad, como por ejemplo aprender a colocar la otra mejilla y saber qué hacer cuando esta llegue a ser golpeada también; por igual, a no querer “introducirle la bondad” a las personas a juro, so pena de quitarle nuestra atención por no dejarles ser buenos a su manera.
Queda pues encontrar el equilibrio para no sobre pensar las cosas, sino que nuestro deseo –y deber- de ser un buen cristiano, sepa convivir de la manera correcta con el entorno. Y que aún sin palabras, sea ejemplo para quienes queremos e incluso, para quienes no conocemos, pero que lleguen a saber de nuestra existencia sea directamente por nosotros o el legado de las acciones.
“Haz el bien…y no mires a quién”.
Un gran ejemplo, de quien menos esperábamos
Difícil no conocer al actor Charlie Sheen, tan único en pantalla como tan disoluto en su vida personal, que le llevó a contraer el V.I.H. de manera pagana; tiene varias hijas, pero son dos las que nos muestran el contraste que insta al equilibrio del buen cristiano.
Sami Sheen, una de sus hijas, es adepta a las cirugías estéticas, las cuales en los últimos años ha financiado con lo que gana con su página de OnlyFans donde sin ningún tapujo “vende” su imagen al natural.
Por otro lado, su hermana e hija menor de Charlie, Lola Rose Sheen, es una profunda devota cristiana, que además de estudiar, costea su vida trabajando como camarera, alejándose del dinero de su padre.
El punto de desequilibro es que la madre de ambas, la actriz Denisse Richards, vio el modo de vida de ambas y decidió también hacer dinero fácil en OF como su hija Sami.
Lola Rose, sin dejarse arrastrar por la tentación, ha sabido ganarse el respeto de una gran mayoría y vivir una vida humilde y con valores que ella ha encontrado en el predio de enseñanzas bíblicas y la equidad que tiene el buen cristiano, la cual permite convivir con quienes pecan y ser ejemplo para cuando busquen salvación.
¿Se nota la diferencia y el derecho a tomar una opción de vida?, todo ello sin reprochar ni despotricar –en especial de su propia sangre-, porque un buen cristiano no presiona, no juzga y sabe estar para cuando se le requiere; lo que sí debe saber es identificar la búsqueda de la redención y el perdón verdadero, para no caer en el engaño temporal y no ver mancillada a su fe llana.
Cómo ser un buen cristiano
Encontrando el balance entre el ser y hacer, el estar y esperar, proseguir y actuar, se puede mostrar ese amor por el cristianismo puro, en el que no se desea ser más papista que el Papa ni infundir un falso látigo de Dios.
Además, debe saber reconocer cuando ya la salvación no toca y sólo queda invocar a Dios para que, como siempre, se haga su voluntad. Porque el deber de toda persona que busca ser rescatada de los lagos ardientes del pecado en vida, es no querer reincidir.
Y en éstos tiempos, donde falsas delicadezas, exceso de actitudes permisivas, displicencia e incluso la aceptación del irrespeto al prójimo y a sí mismo, en formas indescriptibles, el seguir defendiendo, viviendo y aplicando el cristianismo y los más elementales valores cívicos, es una labor heroica que sólo será válida si es un instinto natural y básico.
No podemos ir por la vida queriendo ser buen cristiano como un sistema de puntos para ganarnos el cielo, buscando cuándo y dónde actuar. El transitar por la vida ya de por sí está lleno de retos y, mientras seamos útiles y gratos, bastará para honrar a Dios con nuestras acciones que podemos tildar de comunes.
Y, además de los Mandamientos de la Ley de Dios para ser un buen cristiano, podemos aplicar y adaptar lo siguiente:
Practicar el amor y la compasión, siendo empáticos y solidarios con los demás, especialmente con aquellos que más lo necesitan.
Ser honestos, aunque tengamos que pedir disculpas por errores voluntarios o involuntarios; eso es ética pura, ya que el ser íntegro en todas las áreas de la vida, actuando con transparencia y honradez, siempre dará frutos.
Mostrarse humilde y respetuoso, sin ser trémulo o acallando las cosas que se hacen; el punto es no jactarse, sino documentar y demostrar. Tratar a los demás con amabilidad y consideración, reconociendo el valor de cada persona.
Perdonar y reconciliarse tanto con uno mismo como con los demás. Quizá no se viva como antes, pero no hay argumentos para el reconcomio o evitar a alguien.
Servir a los demás con participaciones voluntarias y sin vanagloriarse; el punto está en contribuir con el bienestar de la comunidad y de los individuos.
Orar y cultivar la espiritualidad te ayuda a mantener una relación cercana con Dios; háblale como al padre que es, pero no sólo para pedir o agradecer, sino para contarle tu sentir y sentirte niño en su regazo.
Promueve la justicia y la paz, luchando por la igualdad, justicia y el respeto a los derechos humanos.
Un buen cristiano es comprensivo y tolerante, por lo cual acepta y respeta las diferencias de opinión, cultura y de creencias, mostrando apertura y comprensión. Eso es una marca de convivencia del cristianismo, que permite el no separatismo, salvo con aquellas acciones de las religiones que atacan mente, cuerpo y corazón de otros, escudándose con su manejo de la Palabra de Dios.
Sé un buen ejemplo, con acciones, no con palabras. Que tu comportamiento y coherencia entre tus creencias y tus acciones, te definan. Eso sí, sin exagerar ni flagelarte. Equilibrarse y saber estar y no estar, es clave para tu cordura y mejor comportamiento social.
Comparte el mensaje de amor y esperanza del buen cristiano. En la actualidad hay muchas formas novedosas, globales y prácticas para que todas las edades reciban el mensaje, lo acoplen a su libre albedrío y así no exista inducción, solo palabras sinceras, sacadas del buen libro y/o de tus reflexiones diarias en base a la cotidianidad.
Lcdo. Argenis Serrano
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